Claudia Rejón.
Nacida en la Ciudad de México como parte de la generación 1980, ha contado siempre con una atracción inefable hacia las ciencias sensibles y estéticas. Tierra fértil en donde ennoblecidas las raíces de la transformación de la humanidad arraiganse en la paradoja de la creación y de la destrucción el sinfín de colores, de formas, de texturas que se entretejen y cuecen en la experiencia cotidiana de una labor tan orgánica, rica y milenaria como es la cerámica.Lo cierto de la cerámica en su proceso es que nada está dicho. En cada proyecto sucede algo nuevo, diferente y espontáneo. Descubrir la pieza de cerámica tras su quema es una emoción indescriptible. El proceso ciertamente puede llevarte a la satisfacción o súbitamente a la contrariedad. El conjunto de estas emociones envuelven al creador y lo intrigan: lo incitan a volver al torno, a la construcción de alguna pieza que, por grande o pequeña que esta sea, captará de forma explícita la esencia del artista.